El derecho a la naturaleza y derecho a la ciudad para lograr ciudades justas y sostenibles. Los ecosistemas, incluso los más antropizados, nos proveen de una serie de beneficios, como el aire limpio o la regulación de las temperaturas. A pesar de esto, menos de la mitad de la población urbana consigue vivir cerca de áreas verdes de calidad. Además, ese porcentaje está muy sesgado por barrios, vulnerándose ese derecho en función de las capacidades socioeconómicas.
Más del 85% de los humedales se han perdido, solo una tercera parte de los ríos permanecen intactos y, en general, el 75% de los ecosistemas han sido significativamente alterados. Dado el nivel de destrucción al que ha sido sometido nuestro planeta, nuestra tarea no es solo la conservación, sino que debemos también reparar ese daño, restaurando la naturaleza.