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Irma Santos, un ejemplo de Cooperación Comunitaria entre mujeres

Ir a Irma Santos, un ejemplo de Cooperación Comunitaria entre mujeres 17 junio 2020

Las redes regionales de mujeres forman parte de los círculos organizados de mujeres del Sur, que contribuyen al desarrollo comunitario y a mejorar las condiciones de vida de las mujeres, de los grupos familiares organizados y de la vida en comunidad.

Siete de la mañana. Irma Santos nos recibe en su casa con una enorme sonrisa, café recién hecho y pan casero. A esa hora, se encuentra atizado el fuego. El caldero está sobre la brasa y el plátano cortado en lajas, listo para convertirse en lo que será el producto “tajaditas de plátano”, emprendimiento que Irma Santos lleva a cabo desde su casa hace algunos años.

Aunque es un proceso intenso, Irma Santos, participante del proyecto “Fortalecimiento de capacidades de redes y organizaciones de mujeres rurales para veeduría y exigibilidad de derechos en la Región Centro-Sur, Honduras”, en el cual Amigos de la Tierra España participa en calidad de co-ejecutor, comparte que desde hace tres años lleva la misma rutina, despertando entre 3 y 4 de la mañana  para preparar la leña y ubicar todos los utensilios que usará en una nueva jornada de labores.

Una tanda de plátano en lajas ya estaba lista desde anoche. La primera ronda de tajaditas sale del fuego e Irma Santos se encarga de escurrir el aceite al producto recién cocinado, casi listo para la sal.

Colaboración y participación

Irma Santos pertenece a la comunidad de Toncontín, municipio de Curarén, departamento de Francisco Morazán. Oriunda de este lugar, menciona que pese a las dificultades de la vida de campo, lucha por darle un mejor futuro a su familia y tener una mejor calidad de vida. A su vez forma parte de la Red de Mujeres de Toncontín, que al tiempo conforma la Red Regional de Mujeres del Sur y la Mesa Sectorial de Género.

“Soy feliz, el trabajo me hace feliz. Y me siento también feliz por lo que he aprendido. Me ha ayudado a salir adelante” expresa Irma Santos en relación a su participación en talleres sobre nuevos métodos de cultivo y desarrollo de iniciativas económicas para mujeres del campo.

Aunque está organizada y recibe apoyo de sus compañeras, Santos tiene sus propios planes. Es por ello que ha seguido el camino del estudio y actualmente es pasante universitaria de la carrera de Educación Básica en grado de licenciatura. Además, colabora en procesos de alfabetización comunitaria y con el centro de salud de su comunidad.

El sueño de Irma Santos, según comenta, es tener un empleo más allá del trabajo de campo. Mientras tanto, dedicada a la agricultura, cosecha por sí misma –entre otros cultivos– el plátano que utilizará para el desarrollo de su emprendimiento.

Trabajo familiar

En esta jornada, colabora toda la familia. La madre de Irma se encarga de empacar el producto terminado. El padre junto al esposo de la micro-emprendedora, cuidan y cosechan los cultivos y además se encargan de conseguir la leña para el fuego que encenderá las brasas. Irma hace el resto.

Siendo madre, Santos se esfuerza a diario por mantener el proceso de producción a flote. Una vez obtenido el producto, lo distribuye en la comunidad a personas que revenden o bien, en talleres y eventos donde es invitada.

Irma Santos viaja todos los fines de semana al municipio de Langue, departamento de Valle. En este lugar se encuentra la sub-sede de la universidad Francisco Morazán, centro de educación superior al que asiste. Al tiempo, aprovecha su salida para hacer servicio de voluntariado. Sale de su casa a las 5:00 a.m. y regresa a las 5:00 p.m., todos los sábados y domingos.

Como mujer, expresa satisfacción al ser parte de los grupos organizados de mujeres de la región. Recuerda que participa en el proyecto desde 2017. En ese sentido, ha recibido distintos talleres de capacitación sobre derechos de la mujer, autocuidado de las mujeres, iniciativas económicas para mujeres del campo, Método de Cultivo Biointensivo, entre otros.

«Para la gente que quiere mejorar su vida –opina Santos–, mantener estructuras de participación regional organizadas debe ser prioridad», pues “en la unidad está la fuerza”. Ante este sentir, considera que “sería un mundo mejor si no fuéramos como el rastrillo, que jala hacia un solo lado. Mejor seamos como una pala que echa tierra y se esparce”.

Mujeres con derechos

Santos forma parte de una red comunitaria organizada en su lugar de origen, la cual se reúne cada quince días para tratar temas relacionados a las cosechas y la vida en comunidad. Al tiempo, se reúne con las redes de mujeres cada dos meses.

“Si la mujer no llega al círculo –cuenta la entrevistada– vamos donde ella y le preguntamos por qué no va, si está enferma. También tenemos una caja rural de ahorros para emergencias. Hacemos préstamos y una vez solucionado el problema, lo devolvemos a la caja rural. Es una ayuda muy grande”.

Irma Santos es un ejemplo claro de perseverancia en su comunidad. Es por ello que no olvida sus raíces. Aunque manifiesta que la vida de campo es compleja, no pierde la esperanza de que todo mejore en su zona y en su propio hogar.

“Si no empiezo a cambiar en mi casa, no voy a cambiar mi comunidad y el futuro de mi familia. La materia prima soy yo”, así habla Irma Santos.

Luego de una mañana ajetreada, de mucho trabajo y conversación entre el equipo técnico de Amigos de la Tierra y la participante de proyecto, nos retiramos del domicilio y de la comunidad de Toncontín, tras  conocer la historia de esta agradable mujer, quien con mucha amabilidad nos despide de su hogar, para continuar con su laboriosa jornada.

En Amigos de la Tierra contamos con el apoyo de más de un millón de personas en más de 70 países de los cinco continentes