¿Una Europa obsoleta o renovada?
El conjunto de los edificios de Europa se encuentra entre uno de los mayores contribuyentes a la crisis climática y a la falta de equidad en lo que a salud se refiere. Sin embargo, hasta la fecha, ha sido uno de los sectores menos señalados en estos aspectos. En el conjunto de Europa, los edificios son responsables de en torno al 40% del consumo energético y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los costes ocultos de los edificios obsoletos en Europa
En el caso español, ese porcentaje de emisiones llega hasta el 40%, pese a que el consumo energético es del 30%. El 95% de las viviendas existentes en el estado español se construyeron antes de 2007, año en el que se introdujo el Código Técnico de la Edificación, que planteó importantes mejoras en cuanto a la eficiencia energética de la edificación. La mayoría de estos edificios existentes (85-95%) seguirán estando en uso en 2050, momento en el que el conjunto de la Unión Europea deberá ser climáticamente neutra. No actuar contra la amenaza que supone el cambio climático podría traducirse para el final de este siglo en pérdidas de en torno a 240 mil millones de euros cada año.
Los edificios obsoletos también contribuyen enormemente a la contaminación del aire —aportando más de la mitad de las partículas finas (PM 2,5) al aire— dañando la salud y el bienestar de toda la población. Se calcula que en torno a 400.000 muertes prematuras en la Unión Europea son causadas por la exposición persistente a PM 2,5. Estos efectos sobre la salud de la población conllevan pérdidas en lo que a bienestar se refiere, incrementos en gastos de cuidados sanitarios y bajadas de productividad, generando pérdidas económicas de hasta 600 mil millones de euros al año.
Los edificios obsoletos también tienen un alto coste social. Las viviendas excesivamente húmedas o que presentan goteras son una de las causas fundamentales de la pobreza energética, habiéndose incrementado aún más la presión debido al COVID-19. En Europa, más de 50 millones de personas no pueden calentar, enfriar o iluminar suficientemente sus hogares, contribuyendo a la muerte de unas 100.000 personas al año y de unos gastos de 194 mil millones de euros. En España, el 16,7% de la población tiene un gasto energético desproporcionado frente a sus ingresos y 3,5 millones de personas no son capaces de mantener una temperatura adecuada en su vivienda durante el invierno.
Esto desemboca también en efectos muy importantes sobre la salud, no sólo por el incremento de la mortalidad, sino también por otros problemas derivados como la depresión, el estrés o el absentismo laboral o escolar que afecta de forma diferenciada a mujeres mayores, familias monomarentales, personas migrantes, y niños y niñas que sufren con mayor facilidad enfermedades respiratorias y tienen problemas en su desarrollo por no poder ganar peso.
Renovar el parque edificado español y europeo es un asunto de urgencia social, ambiental y económica.
La rehabilitación energética también es justicia climática
En términos de justicia climática, la necesidad de una rehabilitación energética que afecta directamente a la crisis climática así como a la crisis de desigualdad social imperante se erige como una de las acciones más importantes a llevar a cabo en España así como en toda Europa.
La contaminación producida por los edificios obsoletos afecta de forma global a la salud del planeta en su conjunto. Por su parte, la falta de eficiencia energética en los hogares en términos de aislamiento térmico es uno de los motivos principales que determinan que una persona se encuentre en situación de pobreza energética, y tiene impactos diferenciados en especial sobre la población y los colectivos más vulnerables, entre ellos, mujeres, niños y niñas, así como personas migrantes y racializadas. Se trata de una de las mayores lacras sociales en Europa, y en especial, en España.
Por ello, tomar medidas en términos de justicia social, ambiental y de género implica entre otras cosas, que los gobiernos centrales e instituciones adquieran compromisos reales y vinculantes en términos de rehabilitación energética, acompañados de medidas y salvaguardas sociales. Además, se trata de una medida de reducción de consumo energético, insoslayable a una transición energética justa y ecológica.
Puedes ver los beneficios de la renovación de edificios en este briefing.