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Un otoño marcado por las reformas de las políticas alimentarias y agrícolas europeas

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La agricultura está ocupando estos meses un lugar destacado en la agenda política, no en vano el próximo 24 de noviembre el Parlamento Europeo emitirá su voto final sobre la PAC. Tras este último paso en el proceso se espera que la nueva legislación entre en vigor a partir de enero de 2023.

Además, el pasado mes de octubre han tenido lugar unas interesantes y acaloradas discusiones sobre el futuro de la agricultura europea. Por un lado los ministros de agricultura europeos debatían sus planes para la implementación de la Política Agrícola Común (PAC) en la celebración del Consejo de Agricultura y Pesca que tuvo lugar en Luxemburgo; y por otro el Parlamento Europeo votaba un informe que reaccionaba a la Estrategia Del Campo a a la mesa. Un gran punto de desacuerdo fue, y sigue siendo, hasta qué punto deben vincularse ambas políticas.

La mayoría de los ministros de agricultura ya expresaron que no aceptarán que sus planes estratégicos de la PAC 2023-2027 sean aprobados sobre la base de los objetivos mencionados en la Estrategia Del Campo a la mesa que se cumplirán en 2030. Dichos objetivos incluyen:

  • Reducir el uso general y el riesgo de plaguicidas químicos en un 50%,
  • Cultivar el 25% de las tierras agrícolas de la UE de forma orgánica,
  • Reducir las pérdidas de nutrientes en al menos un 50% (exceso de nitrógeno y fósforo en el medio ambiente),
  • Reducir el uso de fertilizantes en un 20%,
  • Reducir en un 50% las ventas de antimicrobianos en la cría de animales y la acuicultura,
  • Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel minorista y consumidor.

Los ministros de agricultura insistieron en que sus planes deberían evaluarse sobre la base de las regulaciones de la PAC acordadas, y no basarse en un documento no vinculante legalmente como es la Estrategia Del Campo a la mesa. Para la Comisión Europea una cosa está clara: durante las negociaciones de la PAC, se aceptó que los Estados miembros debían demostrar cómo pretenden alcanzar estos objetivos en su plan estratégico.

Mientras tanto, los Estados miembros parecen no ponerse de acuerdo con los plazos. Se supone que deben presentar sus planes para su aprobación a la Comisión en diciembre de 2021, pero durante la reunión del Consejo de la UE, siete países, incluidos la República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia, Bulgaria, Rumanía y Croacia, solicitaron a la Comisión más flexibilidad. Se aproxima el final del año y pronto quedará patente qué países pueden cumplir con los plazos establecidos y qué parte de sus planes estarán relacionados con la estrategia Del Campo a la mesa.

En Bruselas, los eurodiputados apoyan los objetivos Del Campo a la mesa

Una semana después de la celebración del Consejo de Agricultura y Pesca, el Parlamento Europeo se estaba preparando para votar su informe Del Campo a la mesa. A pesar de los desacuerdos sobre varias cuestiones por parte de los partidos políticos, la votación plenaria del Parlamento finalmente respaldó el plan de la Comisión. También recomendó ceñirse a los objetivos sugeridos en la Estrategia y pidió que la PAC se alineara con ellos.

Si bien muchos actores de la cadena alimentaria, como las organizaciones de agricultores y agricultoras convencionales y en general representantes de la industria intentaban debilitar el informe, diferentes organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Amigos de la Tierra, pedíamos que los objetivos se mantuvieran y se hicieran aún más ambiciosos, y con vínculos más estrechos entre la PAC y la Estrategia.

Desde Amigos de la Tierra estaremos presionando para que se incluyan las medidas necesarias que protejan el interés general, centradas en reducir el consumo y la producción de carne industrial y que apuesten por la producción agroecológica a pequeña escala.

En Amigos de la Tierra contamos con el apoyo de más de un millón de personas en más de 70 países de los cinco continentes