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Un modelo de gestión de residuos más que necesario

Ir a Un modelo de gestión de residuos más que necesario 27 marzo 2019

Si para cualquier región es necesario un modelo de gestión de residuos basado en el “residuo cero”, para una isla como Mallorca, con territorio y recursos naturales limitados y con una presión turística sobre los mismos muy significativa, es todavía más urgente.

Bunyola y Sóller

En Mallorca, gracias a la iniciativa de Amics de la Terra, dos suelos de los municipios de Bunyola y Sóller, han participado en un proyecto de análisis del compost a nivel nacional. En el caso de Bunyola, el proyecto se ha desarrollado en un terreno agrícola de la zona de Es Racó, un lugar de bancales agrícolas; y para el caso de Sóller, en la pequeña localidad de Biniaraix, en una huerta de árboles frutales y cítricos.

Ambos propietarios particulares aplicaron compost procedente de las instalaciones de la empresa concesionaria del Consell Insular de Mallorca, en las afueras de Palma. En esta planta de metanización, la fracción orgánica de recogida selectiva municipal, junto con los lodos de depuradora se digiere anaeróbicamente. El compostaje se realiza posteriormente sobre el material resultante de ese proceso, tras deshidratarle, añadirle restos de poda y estabilizarlo aeróbicamente. Por tanto, es un Compost tipo B (contenido medio en metales pesados autorizados debido a los lodos de depuradora), que se puede usar en agricultura y jardinería, siempre que no sean de Certificación Ecológica.

El proyecto

Los datos de Mallorca, se suman así, a media docena de regiones más en el ámbito nacional, coordinado por Amigos de la Tierra España, gracias al proyecto “Aplicación de compost procedente de residuos municipales a suelos agrícolas y pastos”. Este proyecto, financiado por la Fundación Biodiversidad, pone de manifiesto los beneficios del uso de compost en la adaptación y mitigación del cambio climático.

Destacar también que en este proyecto colabora el Departamento de Edafología de la Universidad de Santiago para las analíticas, y que es la primera investigación en España que agrupa el análisis de compost y su aplicación, para conocer su contribución en la adaptación al cambio climático.

En el total del proyecto se analizarán un total de 24 suelos diferentes, desde huertos y viñedos, hasta dehesas de pastoreo, de territorios con condiciones y características tan diferentes como Baleares, Galicia, Madrid, La Rioja y Aragón. El distinto origen del compost aplicado en estas regiones también arrojará datos interesantes, ya que hay 19 fuentes, desde el resultante de compostaje comunitario, doméstico, municipal, hasta el de planta de metanización.

Tras analizar por separado la calidad del compost antes de aplicarlo a los suelos elegidos, y tras 6 meses de contacto entre ambos, ahora llega el momento de recoger la muestra de esos suelos. A pesar de ser un plazo muy corto como para apreciarse todos los beneficios de la aplicación del compost, esperamos que el análisis final de estos suelos en el próximo mes nos permita conocer efectos sobre su estructura, mejoras en la adaptación y resiliencia frente a cambios de temperatura y disminución de la disponibilidad de agua.

Beneficios

Para el caso de Mallorca, el uso de una buena cantidad de compost en la zona agrícola de Bunyola y en la huerta de Sóller, mejorará considerablemente las características del suelo. Además evita la necesidad de usar fertilizante químicos y pesticidas, ahorrando, además, bastante agua de riego. El compost garantiza a las plantas una reserva de sustancias nutritivas; favorece la absorción y retención de agua; facilita la circulación del aire y limita los cambios bruscos tanto de temperatura como de humedad.

Esto hará que los productos cultivados sean más sanos y que la forma de cultivarlos sea más respetuosa con el medio ambiente.

Además, los resultados obtenidos nos ayudarán a tener una visión más objetiva de los modelos centralizados en la obtención de compost de calidad.

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Esta huerta forma parte de la investigación que agrupa el análisis de compost y su aplicación, para conocer su contribución en la adaptación al cambio climático, en territorios con condiciones y características muy diferentes. La investigación cuenta con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad.

 

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