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Transición agroecológica libre de apartheid

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¿Qué tienen en común las mandarinas Jaffa, las patatas del Mercadona o los dátiles medjool? Estos tres alimentos básicos los importamos desde Israel y están ampliamente disponibles en diferentes cadenas de supermercados del Estado español.

Son alimentos cultivados en Israel que financian la usurpación ilegal de tierras, la violencia de colonos sobre la población palestina en Cisjordania y el genocidio en Gaza. Cuando decidimos comprar uno de estos productos, estamos directamente financiando todas estas acciones que violan los Derechos Humanos.

Es por esto que desde la RESCOP (la Red de Solidaridad contra la Ocupación de Palestina), de la que formamos parte Amigas de la Tierra, llamamos al boicot de todos los productos agrícolas provenientes de Israel y, en su lugar, proponemos consumir alimentos locales, de temporada y, a poder ser, agroecológicos. La relación entre el movimiento de liberación del pueblo palestino y el ecologismo siempre estuvo ahí y ahora es más evidente que nunca. Los palestinos protegen su conocimiento ancestral sobre el territorio y lo honran cuidando y respetando los ciclos naturales, mientras que los colonos arrancan árboles, queman cultivos y usurpan y se adueñan del conocimiento gastronómico y cultural propio de la zona. Los pueblos autóctonos protegen la biodiversidad, en especial la biodiversidad cultivada, mientras que los colonos industrializan la agricultura y nos hacen dependientes de procesos que implican agrotóxicos, semillas modificadas e híbridas y la dependencia de grandes empresas multinacionales.

Estamos en una grave crisis climática y de biodiversidad agravadas profundamente por las guerras, con la opacidad total del sector armamentístico y la nula rendición de cuentas ante la crisis ecosocial, ni hablar siquiera sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero. La agricultura es muy vulnerable ante los efectos del calentamiento global, causando pérdidas millonarias a nivel mundial, lo que genera el aumento de los precios  de los alimentos y provoca inseguridad alimentaria alrededor del mundo.

Para ser resilientes frente al cambio climático, debemos potenciar un sector primario nacional fuerte y justo, con productores pequeños a los que se les paguen precios justos por sus alimentos. Sin embargo, las grandes superficies y supermercados abusan de su poder y compran el producto más barato del mercado, desatendiendo criterios ambientales y sociales. Este es el caso de las patatas procedentes de Israel en Mercadona o las mandarinas Jaffa y el agua Edén, como también de los dátiles medjool. Éstos últimos inundan las estanterías de todos los supermercados del Estado español, fortaleciendo el proyecto colonial y genocida del estado de Israel.

Demandamos una transición agroecológica libre de apartheid y podemos empezar por nuestras elecciones de consumo. Sabemos que el boicot es efectivo. Ya está causando pérdidas millonarias a empresas como Starbucks, Mc Donald’s o Carrefour. Nuestros alimentos nos nutren y conforman los paisajes en los que vivimos. El sistema alimentario no debe depender de productos importados, con una gran huella de carbono y que financian el genocidio del pueblo palestino.

Comer ecológico y hacer boicot a Israel siempre estuvo conectado. Es momento de llevarlo a la acción.

En Amigas de la Tierra contamos con el apoyo de más de un millón de personas en más de 70 países de los cinco continentes