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Justicia Climática

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¿Qué importancia tienen las elecciones presidenciales de Estados Unidos para la emergencia climática?

Ir a ¿Qué importancia tienen las elecciones presidenciales de Estados Unidos para la emergencia climática? 3 noviembre 2020

Independientemente de quien gane hoy las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, mañana 4 de noviembre, Estados Unidos abandonará formalmente el Acuerdo de París.

La comunidad internacional tiene hoy puesta su mirada en las elecciones en Estados Unidos. El resultado es crucial en muchos sentidos no solo para el país si no para el mundo entero. Uno de los aspectos más importantes es la acción necesaria ante la emergencia climática.

En diciembre de 2015, 195 países de todo el mundo consiguieron llegar a un consenso en torno a la lucha contra el cambio climático. Entre ellos, se encontraba Estados Unidos, uno de los países más contaminadores del mundo y que por aquel entonces estaba presidido por Barack Obama. Dicho acuerdo, denominado Acuerdo de París, se ratificó formalmente el 4 de noviembre de 2016. Tan solo un año y tres meses después, el actual presidente, Donald Trump, cumplía su promesa electoral anunciando su salida del Acuerdo.

Mañana, 4 de noviembre, será la fecha en la que formalmente Estados Unidos saldrá del acuerdo. Sin embargo, la posibilidad de que Trump no vuelva a ser presidente de los Estados Unidos podría revocar esa decisión.

El mundo necesita un compromiso firme de todos los países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. No siendo suficientes las cifras pactadas por los países en el acuerdo, muchos de ellos, como la Unión Europea y China, que suman el 38% de las emisiones mundiales, han aumentado ya su ambición climática. Sin embargo, el papel de los Estados Unidos es crucial, por un lado, por ser uno de los mayores contaminadores del planeta, por otro, porque su compromiso de financiación para apoyar la adaptación de los países más vulnerables ante el cambio climático es fundamental. De hecho, Barack Obama había prometido $3 mil millones para el Fondo Verde por el Clima de los cuales ya había desembolsado uno. La llegada de Trump supuso y sigue suponiendo un grave riesgo para el futuro de los países y poblaciones que ya están sufriendo los efectos del cambio climático.

Biden ha prometido ya que, en el caso de ser el nuevo presidente de los Estados Unidos, el cambio climático será una prioridad para la Casa Blanca. Para ello, tendrá que hacer mucho más que una promesa, pues el compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que Obama había prometido estaba ligado a su política de transportes y centrales eléctricas de carbón. Planes que bajo el mandato de Trump han tomado un curso radicalmente opuesto en muchos estados. Si bien, EEUU ha reducido sus emisiones en los últimos 20 años, sigue siendo uno de los países más contaminantes y debe realizar mayores esfuerzos. Además, esta reducción de emisiones se ha producido por un traslado del carbón al gas. Trump ha convertido en principal exportador de petróleo a EEUU, fundamentalmente debido a sus políticas de apoyo al fracking, una práctica con demostrados impactos tanto medioambientalmente como sociales principalmente para las personas que viven en las comunidades cercanas a los pozos.

Independientemente de quién gane en Estados Unidos, para que realmente le podamos ganar la batalla a la emergencia climática, lo que se necesita es un compromiso ambicioso e internacional (de todos los países, comunidades y sectores sin excepción) alineado con la ciencia y basado en la justicia social, ambiental y de género. De hecho, el Acuerdo de París es en su totalidad completamente voluntario y depende más de un compromiso “amistoso” entre los países independientemente de sus emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, de su responsabilidad histórica.

De hecho, pese a la retirada de Trump del acuerdo y a su política negacionista, muchas ciudades, estados, universidades y empresas de Estados Unidos, se unieron para establecer sus propios compromisos de reducción de emisiones, lo que conseguiría, pese a un nuevo mandato de Trump, una reducción del 50% de sus emisiones para 2050.

Lo que está claro es que gane quien gane las elecciones, la emergencia climática avanza y para Amigos de la Tierra el papel de la ciudadanía es fundamental para seguir exigiendo políticas climáticas mucho más ambiciosas basadas en la solidaridad internacional, y la justicia social y ecológica.

En Amigos de la Tierra contamos con el apoyo de más de un millón de personas en más de 70 países de los cinco continentes