Pros y contras de la ley de residuos
- La ley abre el camino a mejoras en las políticas de residuos, con la inclusión de medidas como el sistema de depósito de envases, la responsabilidad de los fabricantes sobre sus residuos y el canon a la incineración y el vertido
- Sin embargo, lamentamos la falta de objetivos de reducción de residuos, una medida que debería ser la base de esta ley
- Analizamos los pros y contras de la ley de residuos
Tras un sinfín de tiras y aflojas a su paso por el Congreso y el Senado, por fin se aprueba la Ley de Residuos y Suelos contaminados para una Economía Circular. El texto, a pesar de contar con medidas positivas, se queda a medio camino en la senda del residuo cero. Aun así, celebramos la inclusión de diferentes medidas, en línea con las propuestas de la organización ecologista.
Una de las grandes victorias es la inclusión del sistema de depósito de envases, una decisión valiente que sin duda repercutirá en evitar el abandono de latas y botellas en nuestro entorno. En la misma línea celebramos la ampliación de la responsabilidad ampliada del productor, lo que sienta una base para que los fabricantes se hagan cargo de los costes generados por sus residuos, en vez de que la ciudadanía siga pagándolos con sus impuestos.
Otra de las medidas que ha estado en la cuerda floja hasta el último momento y que el Congreso ha rescatado in extremis es la relativa a los tóxicos. Por fin se ha cerrado la puerta a ftalatos y bisfenol A en los envases alimentarios, una amenaza para la salud de las personas.
Uno de los puntos más decepcionantes es que la ley deja de lado la reducción de residuos, con el establecimiento de objetivos mínimos de prevención. Este debería ser el eje central del texto y estar alineado con la jerarquía europea de residuos: prevención, reutilización y, por último, reciclaje. Es ineludible frenar el malgasto de recursos naturales y energía en un planeta que se acerca a sus límites.
La nueva ley de residuos representa un importante salto en comparación con las políticas anteriores. Sin embargo, hemos perdido la oportunidad de crear un marco normativo que plante cara a la emergencia climática y la crisis ecosocial. Hemos abierto el camino, y seguiremos trabajando para impulsar políticas residuo cero que pongan a las personas y la Tierra en el centro.
Pros de la ley de residuos
- Sistema de depósito de envases: a pesar de los puntos negativos, también celebramos y felicitamos a las organizaciones y a la sociedad civil por el texto que finalmente da luz verde al sistema de depósito de envases, una demanda de la organización ecologista desde hace años. Sin embargo, se convierte en una victoria a medias al no incluir ni porcentajes de reutilización, ni materiales como el vidrio.
- Para los productos de plástico de un solo uso, en 2026 se ha de conseguir una reducción del 50% de peso, y en 2030, del 70%. Cifras muy cercanas a las que demandamos, que considera que esta es la dirección correcta.Para que la medida estuviese a la altura debería aplicar este objetivo a todos los envases de un solo uso, independientemente del material.
- Venta a granel: La norma también contempla la venta a granel en grandes superficies, así como la posibilidad de llevar envases propios, lo que garantiza el derecho a comprar sin envases de usar y tirar, que deberá completarse con el Real Decreto de Envases en el que deberían prohibirse todos los plásticos de un solo uso.
- La responsabilidad ampliada del productor es otra de nuestras demandas históricas, y celebramos que se haya ampliado a textil, muebles y enseres, así como plásticos agrarios, aunque señalamos que debería aplicarse al resto de sectores de los residuos, y asegurarse su correcta implantación con medidas que realmente responsabilicen a los productores.
- Índice de reparabilidad: un buen punto de partida ante la lucha frente a la obsolescencia programada es la propuesta del índice de reparabilidad, lo que se traduce en que quienes comercializan equipos eléctricos o electrónicos deberán informar al consumidor sobre si el producto es reparable o no y dispondrán de piezas de sustitución y de manuales para garantizar esa reparabilidad.
- El puerta a puerta se prioriza como el mejor sistema de recogida selectiva, y es que durante años ha demostrado ser el más efectivo en cuanto a la recuperación de materiales para poder ser reintroducidos en el ciclo productivo. Además, abre la puerta a la posibilidad de introducir el Pago por generación, lo que permitirá establecer una fiscalidad proporcional.
- Residuos alimentarios: la ley apuesta decididamente por la reducción residuos alimentarios, marcando un porcentaje de reducción del 50% para 2030 con el foco en toda la cadena de producción y consumo.
- Canon al vertido y la incineración: Una de las buenas noticias que deja el texto a su paso por el Senado es el fin a la actual supremacía de los tratamientos finalistas, como el vertido y la incineración, una prioridad en la normativa europea. La nueva norma penalizará estos tratamientos con un nuevo impuesto tanto al vertido como a la incineración y la coincineración. Lo recaudado deberá invertirse en políticas dirigidas a la reducción de residuos.
- Fuera tóxicos de los envases: una de las medidas que pendía de un hilo era la prohibición de sustancias tóxicas consideradas disruptoras endocrinas, que están presentes en envases alimentarios como los bisfenoles y ftalatos. Finalmente se prohíbe el Bisfenol-A y los ftalatos, sustancias asociadas a efectos negativos sobre la salud, como daños sobre el desarrollo del aparato reproductor, alteraciones en el neurodesarrollo, enfermedades metabólicas o, entre otros, incremento de riesgo de algunos cánceres ligados a las hormonas.
Contras de la ley de residuos
- Porcentajes mínimos de prevención de residuos: la ley, que debería tener como columna vertebral la prevención de residuos, establece porcentajes mínimos, con un 13% de reducción para 2025 y un 15% en 2030.
- Materia orgánica: se dilata en el tiempo la obligatoriedad de la recogida separada de la materia orgánica. Un grave error para nosotras, ya que significa seguir enterrando en vertedero recursos valiosos en lugar de transformarlos en compost. Uno de los puntos más preocupantes de la medida es que plantea un 20% de residuos impropios, aspecto que incidirá negativamente en la calidad del compost.
- Impuesto al plástico: además de no disuadir el consumo de plástico por su bajo importe de 0.40 € para los productores, este impuesto solo se aplica a materiales exclusivamente de plástico, no a plásticos que contengan un porcentaje de plástico reciclado ni a ninguna de las falsas soluciones de un solo uso como los bioplásticos o plásticos biodegradables.
- Bio-plásticos: a pesar del problema que plantean estos materiales como productos de usar y tirar, difíciles de reciclar, y que pueden llegar a contener hasta un 70% de plástico convencional, no se hace ninguna mención a los mismos en el texto.
- Medidas de concienciación y sensibilización: son prácticamente inexistentes y dedicadas exclusivamente al público joven, que no es el que toma la responsabilidad en el consumo. Además está completamente ausente la prohibición de utilizar tácticas de greenwashing que incentivan el consumo de envases usando eslóganes fraudulentos tales como biodegradables, compostables, residuo cero, emisión cero.