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Las organizaciones ecologistas estatales rechazan cualquier cementerio nuclear hasta que no haya un calendario de cierre de las nucleares

Ir a Las organizaciones ecologistas estatales rechazan cualquier cementerio nuclear hasta que no haya un calendario de cierre de las nucleares 4 marzo 2010

Las cinco organizaciones ecologistas de ámbito estatal (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF) muestran su rechazo a cualquier cementerio nuclear hasta que no haya un calendario de cierre progresivo pero urgente del parque nuclear español.

El cementerio nuclear o Almacén Temporal Centralizado (ATC) es una solución temporal para gestionar los residuos radiactivos de alta actividad, producidos por las centrales nucleares. Son residuos peligrosos durante cientos de miles de años. Pero el ATC sólo funcionará teóricamente durante 60 años y luego nadie sabe lo que ocurrirá con esos residuos. No hay ninguna garantía de que vayan a estar disponibles sistemas de gestión viables y aceptables. Todas las opciones de gestión de los residuos radiactivos de alta actividad propuestas por la industria nuclear plantean serios inconvenientes. La eliminación segura y no contaminante de los residuos radiactivos sigue siendo un ideal inalcanzable. Como no existe ninguna solución definitiva para los residuos nucleares de alta actividad, lo único que podemos hacer es tratar de gestionar los que, irresponsablemente, ha generado la industria nuclear en sus centrales.

Toda gestión responsable de estos residuos pasa necesariamente por detener su producción, con un calendario de cierre, progresivo pero urgente, de las centrales nucleares. Es necesario recordar que el cierre progresivo de las centrales nucleares y su sustitución por energías renovables es un compromiso programático del PSOE y del Gobierno que preside Jose Luis Rodriguez Zapatero. Las medidas de gestión de los residuos nucleares que no impliquen detener cuanto antes su producción, representan un engaño a la ciudadanía, ya que cada nuevo miligramo de residuo nuclear de alta actividad aumenta el problema y la carga letal de la herencia que dejamos a las generaciones futuras.

El cierre de las centrales nucleares es clave para poder implementar a gran escala las energías renovables en nuestro sistema eléctrico. Cada vez con más frecuencia, como se ha podido comprobar en los últimos días, cientos de megavatios eólicos se desperdician por culpa de las centrales nucleares, ya que la rigidez técnica de éstas impide el aprovechamiento pleno de las renovables disponibles. Así, a pesar de que las renovables han batido sus récord de producción en los últimos meses, no toda la energía limpia que están proporcionando estos días se ha podido aprovechar, ya que la falta de flexibilidad de las centrales nucleares para modular su producción según varía la demanda de electricidad ha obligado a Red Eléctrica de España (REE) a ordenar la parada de cientos de molinos eólicos que estaban funcionando perfectamente.

La energía nuclear es actualmente el mayor obstáculo para el aprovechamiento de la energía renovable que ya está disponible. Es urgente adelantar el calendario de cierre de las centrales nucleares para poder aprovechar plenamente las renovables. Son las renovables las que ahorran CO2 al sustituir a las centrales térmicas, algo que las nucleares no pueden hacer debido a su rigidez.

En lo referente a la energía nuclear, la seguridad absoluta no existe y es posible que se produzca un accidente en la manipulación de los residuos. En el ATC se guardarán tres tipos de residuos: los residuos radiactivos de las centrales nucleares; el combustible gastado vitrificado de Vandellós-1 (Tarragona); y el grafito radiactivo de Vandellós-1, que no se sabe qué destino darle. En total más de 7.000 toneladas de sustancias muy radiactivas y peligrosas.

La puesta en marcha del ATC supondrá un incremento de los riesgos ligados a la energía nuclear. La instalación es un posible blanco de atentados, sabotajes y robos. Se dice que está a prueba de terremotos, pero también lo estaba la central de Kashiwazaki, en Japón, que sufrió una fuga radiactiva de unos 1.400 litros en julio de 2007, tras producirse justamente un terremoto. También se dice que soportaría el choque de un avión de caza, pero nada se dice de algo más preocupante: ¿soportaría el choque de un avión de pasajeros?

El traslado de los residuos desde cada central nuclear hasta el cementerio constituye otro factor de riesgo, exponiéndonos a escapes radiactivos en caso de accidente. Los contenedores de transporte tienen serias deficiencias en cuanto a su resistencia a choques y al fuego.

Además, si se instala un centro tecnológico y de investigación en residuos radiactivos, este centro llevará incluido, probablemente, un reactor nuclear, con el peligro añadido que esto supone.

El único argumento que tiene el Gobierno para convencer a un ayuntamiento de aceptar el ATC en su territorio es la compra de voluntades. Los beneficios para el pueblo serán de 6 millones de euros al año (durante un tiempo sin determinar) además del impuesto sobre la licencia de obras: entre el 2 y el 4 % del total de 700 millones que cuesta la instalación.

Pero el ATC espantará a todas las actividades económicas que generarían un verdadero desarrollo, como la agricultura, la ganadería, el turismo rural, los productos de calidad que dan lugar a denominaciones de origen, la pequeña y mediana empresa… Ya se está demostrando este fenómeno en el entorno de las centrales nucleares y de El Cabril. . Así, las organizaciones ecologistas aclaran que el ATC no traerá riqueza real al pueblo. Tras el cierre del cementerio nuclear, en el pueblo no quedará nada, ninguna actividad económica.

Los municipios amenazados con la construcción del cementerio -Albalá (Cáceres), Ascó (Tarragona), Congosto de Valdivia (Palencia), Melgar de Arriba y Santervás de Campos (Valladolid), Torrubia (Soria), Villar de Cañas (Cuenca), Yebra (Guadalajara) y Zarra (Valencia)- han sido ofrecidos por sus alcaldes, sin contar con la opinión del vecindario, ni de quienes pueblan los municipios vecinos, ni de las instituciones de sus Comunidades Autónomas.

Por todo ello, las cinco organizaciones ecologistas de ámbito estatal piden la paralización del proceso emprendido por el Ministerio de Industria y apoyan todas las movilizaciones que están teniendo lugar contra los proyectos de emplazamiento en marcha.

En Amigos de la Tierra contamos con el apoyo de más de un millón de personas en más de 70 países de los cinco continentes