La historia de cómo las toallitas higiénicas de viscosa o las pajitas de celofán podrían seguir contaminando nuestro planeta
La Comisión Europea está tratando de impulsar avances para paliar la crisis de residuos y limitar el excesivo consumo de recursos naturales que provoca nuestra cultura de usar y tirar. Paralelamente, la industria que se enriquece con la producción de plástico -y basura- hace lo posible por evitar progresos significativos.
La Directiva europea de plásticos de un solo uso (SUP por sus siglas en inglés) pretende acabar con la fabricación de productos de plástico “de usar y tirar” que suponen el expolio de nuestros recursos y un problema grave para el medioambiente, la salud y la gestión de los residuos. Esta directiva es inevitable, pero a la industria no le encanta. Por eso, están tratando de modificar el contenido de la Directiva para evitar modificar sus contaminantes negocios. Jugar con la definición de plástico, es ahora, su gran estrategia.
En la definición propuesta actualmente, se considera “plástico” materiales derivados como la viscosa y el celofán. Esto es extremadamente importante para, por ejemplo, poner fin a las toallitas higiénicas 100% viscosa que tanta contaminación están provocando en nuestros mares y que podrían ser etiquetadas como “sin plástico” o para evitar que la industria sigua fabricando pajitas, platos, vasos y cubiertos de un solo uso producidos con celofán.
Además, permitir la viscosa y el celofán daría pie a más trampas porque para los Estados miembros es muy difícil poder controlar si una toallita es 100% viscosa o más aún si se trata de una pajita de polipropileno (prohibida a partir de julio) o de una pajita de celofán (que estaría permitida por la Directiva si la industria logra imponerlo).
Además, existe el riesgo de que esta definición de plástico (y exención de viscosa) sirva de precedente para otras legislaciones de la UE, pero también para países fuera de la UE.
Se ha demostrado que la viscosa contribuye a la ya problemática contaminación por microplásticos. Un estudio en Córcega halló fibras de viscosa ingeridas de varios tamaños y colores en el 27,6% de los tractos digestivos de las nueve especies dominantes de peces.
Además, hay estudios que muestra que la ecotoxicidad acuática de la viscosa producida en Asia (donde se encuentra la mayor producción de esta) es, en agua dulce, casi 3 veces mayor que la del PET y el PP.
Por ello, desde Amigos de la Tierra, como parte de la Alianza Residuo Cero y junto a la coalición de ONG europeas Rethink Plastic y el movimiento Break Free From Plastic Europe, hemos enviado una carta la Ministra Teresa Ribera para pedirle que juegue un papel esencial al seguir defendiendo unas directrices que respeten el objetivo y fin de la Directiva SUP y garanticen su plena implementación.