La Cumbre del clima sigue de espaldas a una transición energética justa y feminista
- Pese a la renovación del Plan de Acción de Género en la pasada cumbre, la COP26 revela una gran deficiencia en la inclusión de la perspectiva de género tanto en los compromisos establecidos por los países, como en la representación de las mujeres en los órganos de negociación y en su rol como observadoras, en particular, de las mujeres del Sur Global.
- Amigos de la Tierra alertamos del peligro que la inclusión del término “Cero Neto” promovido por los países del norte y el poder corporativo supone para la capacidad del Acuerdo de París de impulsar una transición energética justa.
- En el marco de la Cumbre de los Pueblos, la organización ecologista ha lanzado hoy su informe “Si no es justa, no es feminista” realizado con la reflexión y experiencia de más de 100 mujeres activistas y expertas de todo el mundo para asentar las bases de una transición energética justa desde una perspectiva feminista.
Uno de los avances de la Cumbre del Clima COP25 celebrada en Madrid fue la renovación por cinco años del mandato del “Plan de Acción de Género” (GAP), un instrumento pensado para impulsar la integración de la perspectiva de género en la implementación del Acuerdo de París.
Pese a que muchas organizaciones feministas criticaron el Plan por la falta de definición de indicadores y objetivos claros para medir su progreso, así como por la ineficacia de su contenido para promover un cambio real del sistema, fue considerado un logro por la inclusión de términos como “transición justa” y “derechos humanos” después de muchos intentos de bloqueo durante su negociación. Como algunas organizaciones pronosticaban, la existencia del Plan no asegura la implementación del mismo y, dos años después, el análisis de los Planes Nacionales de Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) revela que menos del 40% de los mismos menciona explícitamente el género o a las mujeres como una prioridad.
A la falta de transversalización del género en las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático en los planes nacionales se suma la aún insuficiente representación de las mujeres en los espacios de negociación y toma de decisiones en los que más de la mitad son hombres, cifra que incrementa cuanto más se eleva la capacidad de decisión del espacio. Además, en esta Cumbre del Clima COP26 que ha sido considerada como “posiblemente la cumbre más exclusiva de la historia”, los obstáculos en la participación de la sociedad civil han sido aún mayores para las mujeres y, en particular, para las mujeres del Sur Global.
“Parece como si una vez aprobado el Plan de Acción de Género hubiéramos olvidado la importancia de la inclusión de la perspectiva feminista en el Acuerdo de París. Cuando hablamos de acción climática ambiciosa no podemos limitarnos a hablar de reducción de emisiones tenemos que asegurarnos de que la transición que promovemos es justa y feminista” ha apuntado Cristina Alonso, nuestra responsable de Justicia Climática de Amigos de la Tierra. “Los países deben garantizar que los compromisos y objetivos que se establecen impulsan una transformación económica y social que tiene una base feminista y de Derechos Humanos. Y esta inclusión parece difícil si no somos aún capaces de conseguir órganos de negociación y decisión paritarios y más aún, si ni siquiera somos capaces de asegurar que las voces de las mujeres y, sobre todo de las más cercanas a los impactos de la emergencia climática, sean tenidas en cuenta.”
Además apuntamos también a España como uno de los países que tampoco ha realizado una correcta inclusión de género en su Plan Nacional de Contribuciones Determinadas.
“El Gobierno de España esta también fallando en la inclusión de la perspectiva social y de género en su Plan Nacional de Contribuciones Determinadas” ha declarado Cristina “El Gobierno de España debe asegurar que se impulsa una transición energética justa a través de objetivos vinculantes de energía comunitaria en su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), asi como un enfoque de género en los planes y acciones de impulso de las comunidades energéticas.”
En este contexto, pensamos que también es fundamental llamar la atención sobre el peligro que supone para la inclusión de género el rumbo que las negociaciones en torno al Acuerdo de París han tomado durante estos dos últimos años.
“Existe un enorme potencial para incrementar el enfoque de género en la acción climática que promueva la participación de las mujeres, en especial las de las comunidades del Sur Global y pueblos indígenas, al tiempo que contribuya a limitar el incremento de la temperatura promedio global en 1.5°C respecto a los niveles preindustriales” ha declarado Cristina Alonso. “Sin embargo, a medida que los países ricos consiguen introducir en las negociaciones en término “Cero Neto” como paraguas para arraigar todas las falsas soluciones que están defendiendo para esconder su inacción climática, ponemos en peligro la reducción de emisiones, obviamos de nuevo el papel de las mujeres como actores de cambio invisibilizando las herramientas de adaptación y mitigación exitosas que ya están llevando a cabo, y las condenamos a seguir sufriendo la peor parte de los impactos climáticos”.
Hoy presentamos el informe “Si no es justa, no es feminista: voces de mujeres, análisis y acción hacia una transición energética justa” en el que analizamos qué significa una Transición Energética Justa. El documento, que ha sido elaborado a partir de un trabajo colectivo a nivel internacional, destaca las experiencias y perspectivas de mujeres de todo el mundo y sus demandas feministas para un cambio de sistema inclusivo y justo para todas las personas.
Durante esta última década el concepto de Transición Justa se ha convertido en parte de la discusión global en torno a la lucha contra la emergencia climática, pero para nosotras, “una vez más, se ha fallado en abordar las injusticias interconectadas que son parte integral del actual sistema basado en combustibles fósiles”.
Las mujeres sufren los peores impactos de la crisis climática, pero también crean soluciones reales frente a la industria de combustibles fósiles. El lanzamiento de este documento en el marco de la COP26 supone una muestra de la existencia soluciones reales basadas en justicia climática que el Acuerdo debe implementar, frente a las falsas soluciones que los países ricos y grandes empresas más contaminantes están impulsando.
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