• Más de 230 organizaciones, plataformas, académicos y académicas de todo el mundo nos unimos para pedir a la Comisión Europea que rectifique en sus planes de fomentar nuevos proyectos mineros para, según ellos, hacer frente las necesidades de la transición ecológica, industrial y militar.
• Impulsar de nuevo la minería supone apoyar la devastación ecológica, omitir el derecho de los pueblos a decidir sobre sus propios territorios y mantener la extracción y el uso desmedido de recursos naturales que están siendo una amenaza para la biodiversidad y el desafío de la emergencia climática.

El pasado 4 de septiembre, la Comisión Europea revelaba en su nuevo Plan de Acción de Materias Primas, la intención de aumentar la obtención de materias primas tanto en países del Sur global como en países de la Unión Europea como España y Portugal.

Se refuerza así, una vez más, el poder de la industria de la minería que ya con la crisis sanitaria del COVID ha utilizado “sus mejores armas” para ser considerada una industria esencial, para impulsar mayores cambios legislativos en su beneficio y para seguir operando pese al riesgo que supone para las comunidades, poblaciones urbanas y rurales y sus propias personas trabajadoras.

Defender la minería como herramienta para la transición verde que Europa necesita resulta más que paradójico cuanto está demostrado que la minería conduce a una mayor pérdida de biodiversidad, mayor contaminación del aire, el suelo y el agua contaminados, pérdida de tierras cultivables, impactos en la salud y conflictos sociales.

En una carta abierta publicada recientemente, organizaciones, plataformas, académicos y académicas nos hemos unido para pedirle a la Comisión Europea:

• La reducción del uso de recursos naturales como eje central de sus políticas: En un momento en el que Europa debería dirigirse unilateralmente hacia un Plan de Reconstrucción Verde real, no tiene cabida seguir fomentando las políticas extractivas de siempre. Europa necesita políticas enfocadas a un menor consumo de energía y materiales y recursos naturales, así como políticas de gestión de residuos enfocadas primeramente en la prevención y la reutilización.
• Respeto de las comunidades a decir No a la minería: desde 2007 el aumento de las concesiones mineras en España ha ido en paralelo al crecimiento de la movilización social entorno a este tipo de proyectos. En todo el mundo, son visibles las consecuencias devastadoras de la minería y la Comisión Europea debe velar por el cumplimiento del derecho de los pueblos a decidir sobre su propio territorio.
• El cese del acaparamiento de recursos en otros países: se trata de una cuestión de Justicia Social. Europa no puede seguir manteniendo su modelo destructivo a costa de destruir y expoliar los recursos de otros países. Los procesos de extracción en otros países vienen siempre lamentablemente acompañados de falta de transparencia e impunidad de las empresas ante sus violaciones de derechos y años medioambientales. En vez de seguir por esta línea, la Unión Europea debería impulsar el Tratado de Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos como muestra de su compromiso con una Recuperación verde y socialmente justa.

Como Amigos de la Tierra, hemos apoyado esta carta en nuestro compromiso por poner límites al aumento de consumo de recursos naturales, y seguir impulsando nuestra demanda de reducir la explotación de los recursos y de las personas como paso primero para caminar hacia una economía circular basada en el residuo cero y una recuperación socialmente justa y sostenible.