Impactos sociales y ambientales de los bio-plásticos
Los impactos de los bio-plásticos, en cualquiera de sus modalidades, a lo largo de su ciclo de vida –desde su producción hasta que se convierten en residuo– los sitúan en las antípodas de ser una solución al problema de los productos de usar y tirar. ¡Bio-fakes!
A) Extracción de materias primas: extractivismo en un planeta sobre-explotado, contaminación, deforestación, acaparamiento de tierras, violaciones de derechos humanos.
En el caso de los plásticos “biodegradables” o “compostables” de origen fósil, los impactos sociales y ambientales derivados de la extracción del petróleo o del gas son idénticos a los de los plásticos convencionales.
Cuando se trata de los plásticos bio-basados, como hemos visto un elevado porcentaje de su composición puede ser plástico convencional (mismo material, mismos impactos). ¿Y el porcentaje procedente de biomasa? La mayor parte se produce en monocultivos en manos de la agroindustria. Este modelo de agricultura es intensivo en el uso de agua, energía, fertilizantes y pesticidas, además de fomentar el acaparamiento de tierras y la expulsión de comunidades locales.
Estos cultivos para usos no alimentarios compiten con la producción de alimentos o bien fuerzan la apertura de nuevas tierras al cultivo con la consiguiente deforestación. Se trata, en definitiva, de cultivar la tierra para producir envases en lugar de alimentos.
En Tailandia, el cultivo de caña de azúcar y de yuca para producir plásticos bio-basados ha atraído al mercado europeo de inversiones y está reemplazando lo que antes eran bosques o cultivos para alimentos de consumo local. Esto está ocasionando degradación del suelo, pérdida de hábitats, impactos en la calidad del agua y contaminación. Además, los beneficios van a los actores del comercio internacional, sin mejorar la situación de pobreza de los pequeños agricultores y agricultoras locales.
En Brasil, otra región donde se produce caña de azúcar para plásticos bio-basados, también se han reportado impactos ambientales y sociales. Algunos de los pesticidas utilizados están prohibidos en la Unión Europea por su toxicidad. La presión del mercado internacional y el monopolio de algunas empresas han conducido a salarios ínfimos y pobreza en muchas de las regiones donde se cultiva.
B) Producción: contribución al cambio climático
Los plásticos bio-basados (un porcentaje es de origen vegetal) son, al igual que los convencionales, polímeros, es decir moléculas formadas por la unión de otras más simples (monómeros). El proceso de polimerización requiere un uso intensivo de energía. El consumo de energía para producir plásticos con contenido de origen biológico puede ser superior al necesario para producir plástico convencional.
También hay que considerar las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del cambio en el uso del suelo, cuando se destina a la producción de biomasa para plásticos.
Los estudios realizados desmontan el argumento de que el uso de bio-plásticos contribuye a frenar el cambio climático.
C) Distribución: bio-plásticos kilométricos
La mayor parte de los bio-plásticos provienen de Asia. Pero hay más. Si se sigue el ciclo de vida de un envase, se observa que ha recorrido varios miles de kilómetros:
Campo de cultivo –> Planta de procesado –> Planta de polimerización –> Planta de manufactura –> Distribución –> Uso final
D) Consumo: riesgos para la salud
Una de las principales preocupaciones por el uso de plásticos para el envasado de alimentos son las sustancias químicas tóxicas que contienen y su repercusión en la salud. De ahí que el uso del término “bio” en los bio-plásticos genere una sensación de seguridad. Sin embargo, no puede asegurarse que sean más seguros que los plásticos convencionales, ya que en su producción pueden añadirse los mismos aditivos químicos.
E) Residuos: perpetuar la generación de basuras, maltratar al planeta
La gestión de los bio-plásticos una vez que se convierten en residuos no es sencilla. Debido a la dificultad para distinguir los diferentes tipos y a la falta de acuerdo sobre el canal adecuado para su gestión, acaban apareciendo en el contenedor de envases, en la fracción orgánica y en el contenedor de resto (además de dispersos en el medio ambiente, donde tardan años en descomponerse y generan microplásticos).
Pero incluso los que se separen correctamente, es difícil que lleguen a reciclarse porque con el diseño actual de las plantas de selección la mayoría acabará en la fracción de plástico mixto o rechazo, que se envía a vertedero o incineradora. En estos casos, contaminan igual que los plásticos convencionales.
Los que se identifican como “compostables” sólo lo son en compostaje industrial, por lo que deberían poder separarse del resto de residuos para ser trasladados a una compostera industrial. Los “biodegradables” en su mayor parte se desintegran en microplásticos y nanoplásticos.
En conclusión, el hecho de que en su nombre aparezca la palabra “bio” no significa que una vez utilizados se descompongan de forma natural y se reincorporen a la naturaleza. De ahí que los consideremos bio-fakes. Su reciclaje tampoco es sencillo. Por tanto, no resuelven el problema de los plásticos de un solo uso.
Si pueden, por el contrario, retrasar la solución. Su imagen “bio” traslada a la sociedad el mensaje de que son una alternativa al plástico convencional, lo que contribuye a perpetuar el modelo de usar y tirar ya que los envases dejan de percibirse como un problema. Este lavado verde de los envases de un solo uso desvía la atención de las soluciones reales que son la reducción y la reutilización.
Puedes ver el resumen de Bio-fakes: en engaño de los bio-plásticos aquí