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El Reciclaje no es suficiente para alcanzar una economía circular

Ir a El Reciclaje no es suficiente para alcanzar una economía circular 13 julio 2015

Ya se ha vuelto habitual escuchar conversaciones en la calle o en cualquier sitio, en las que reciclar se ha convertido en sinónimo de proteger el medio ambiente, una dicotomía muy matizable, en realidad. Si nos ponemos puristas, ni siquiera podríamos decir que reciclamos, sino que separamos para reciclar, y son otros los que se encargan de reciclar.

Este error no es espontáneo. Las campañas de sensibilización al respecto, casi desde su origen, han transmitido el concepto de que separar los residuos en casa es reciclar. Pero no es así. De hecho, un porcentaje de los residuos separados, si no entran en el mercado de materiales acaban en vertedero o incineradora. Pero más allá de este concepto, existe otro derivado más preocupante, en el que es necesario hacer hincapié. Se ha invertido tal cantidad de recursos económicos en campañas de comunicación sobre el “reciclaje” que la gran mayoría de la gente piensa que lo mejor que puedes hacer por el planeta es reciclar.

No obstante, por mucho que se recicle, que se mejore la recogida, que se incremente la calidad de los materiales reciclados, que se incorporen al mercado, etc., si la demanda sigue la progresión actual, no solo se perpetuará la expoliación actual de los recursos naturales, sino que aumentará. Un ejemplo claro de este despropósito es el aluminio, con altas tasas de reciclaje, que rondan entre el 65 y el 90%. Desafortunadamente, su incesante incremento en la demanda (para envases, vehículos, aparatos eléctricos y electrónicos, etc.), hace que el aluminio reciclado solo implique el 30% de las necesidades de este material. El 70% restante sigue procediendo de materias vírgenes extraídas de manera primaria con todos los impactos que esto supone (contaminación de agua y atmósfera, desplazamiento de comunidades, elevado gasto energético, etc.). Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestros exagerados niveles de consumo.

Desde luego el reciclaje es una opción excelente cuando un producto se ha convertido en residuo y no se puede aplicar ninguna otra opción anterior como la reducción y la preparación para la reutilización. Sin embargo, la dinámica actual ha centrado todos sus esfuerzos en el reciclaje, dejando totalmente olvidados estos dos primeros pasos, marcados como preferentes en la jerarquía de gestión de residuos. De hecho, el Paquete de Economía Circular tan discutido, y actualmente retirado por la actual Comisión Europea, con el supuesto propósito de sacar uno más ambicioso, también centraba sus objetivos principales en el reciclaje, olvidando los pasos previos.

El reciclaje por sí solo no asegura la circularidad de la economía, ya que el incremento en la demanda requiere de una entrada continua de materias vírgenes. Por esto, la nueva propuesta de la Comisión Europea debería establecer una estrategia más amplia. La gestión de los residuos debe ser una pata de un plan global del uso de recursos naturales. Es necesario conocer cuánto se consume, es decir, medir la cantidad de recursos que utilizamos. La visión más completa la ofrecería un paquete de indicadores de huella de suelo, agua, materiales y carbono, con el que se podría conocer las cifras de consumo dentro y fuera de las fronteras de Europa. Basándonos en estas mediciones se establecerían porcentajes de reducción en el consumo de recursos.

El paquete de medidas también ha de incluir una reforma fiscal que premie las actividades que reduzcan el uso de recursos y penalice las que no lo hagan. En la actualidad se dan situaciones tan incoherentes como las subvenciones a incineradoras y la falta de incentivos a la investigación para alargar la vida de los productos. En este sentido, se deberían premiar dichas actividades tanto con subvenciones como con rebajas fiscales a modelos de negocio tales como préstamos, trueques y alquileres, tiendas de segunda mano, venta a granel, etc., pues conllevan un ahorro significativo de recursos naturales y económicos a la sociedad.

Otra propuesta para avanzar hacia una economía circular baja en el uso de recursos es el pago por generación para los residuos municipales, ya que hasta el momento la mayoría de esquemas son de “tarifa plana” y no inducen a la reducción en la generación de residuos.

Respecto a los fabricantes, es imprescindible que se pongan en marcha requisitos obligatorios de diseño de productos duraderos, desmontables y reparables. Los manuales de instrucciones no pueden ser información confidencial del fabricante cuando la responsabilidad del producto/residuo queda en manos del consumidor final. El reparto de responsabilidades cambia en los casos de alquiler y leasing, donde la durabilidad, reparación y reutilización reporta beneficios al fabricante, por lo que el cambio de modelo de distribución de la venta de productos actual a la oferta de servicios futura, ofrecería beneficios en este sentido.

Por último, hay que hacer una mención a los residuos alimentarios. Es necesario establecer una jerarquía diferente a la del resto de los residuos. En primer lugar es básico redistribuir los alimentos de una manera más equitativa, para evitar la malnutrición, en paralelo a la generación de residuos alimentarios aptos para el consumo humano. En segundo lugar se debería alimentar al ganado con los residuos aptos para este fin. En tercer lugar es clave poner en marcha procesos de compostaje a partir de la separación selectiva de los residuos orgánicos. En cuarto lugar se destacaría la obtención de energía a partir de la digestión anaerobia y en último lugar, recurriríamos al vertido.

Todas estas medidas que proponemos desde Amigos de la Tierra para el paquete de economía circular, ya existen en diferentes regiones de Europa, pero como experiencias puntuales. Es necesario que el cambio de modelo se convierta en la norma. Las autoridades europeas y estatales tienen mucho margen de acción para alcanzar una economía circular baja en el consumo de recursos naturales, para avanzar hacia la justicia social, económica y ambiental del planeta.

Hasta el momento, como ciudadanía lo más sencillo es seguir separando para reciclar. Por supuesto se debe seguir haciendo, y cada vez mejor. Pero empecemos por el principio, la reducción. Tenemos que exigir la reducción en el uso de nuestros recursos mediante compra a granel, preparación para la reutilización, compra de segunda mano y uso de productos duraderos, desmontables y reparables.

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Si quieres informarte más, puedes ver el informe completo, Reducción de residuos: el reciclaje no es suficiente para alcanzar la economía circular

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