El cambio climático aumenta la pobreza en los países del Sur según varias ONG de medio ambiente y desarrollo
Amigos de la Tierra, Ayuda en Acción, Greenpeace, Intermón Oxfam, SEO/BirdLife, World Vision y WWF/Adena han hecho públicos hoy en España cuatro informes en los que denuncian que el calentamiento global ha convertido en inalcanzables los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y puede incluso llegar a invertir los logros del desarrollo humano alcanzados hasta el momento.
Las organizaciones de medio ambiente y de desarrollo que se han unido para presentar estos estudios, hacen un llamamiento para que en la reunión de alto nivel que comienza mañana en Bali, en el marco de la Conferencia de la ONU sobre cambio climático, los países industrializados establezcan un Mandato de Bali, con acuerdos significativos para el segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto y financien la adaptación de los más empobrecidos al impacto que el calentamiento global está generando.
Los informes “Con el agua al cuello” hacen un llamamiento a los países ricos para que asuman su responsabilidad en el calentamiento global.
Estos informes” atestiguan que el impacto del cambio climático afecta sobre todo a las poblaciones más empobrecidas del mundo, a pesar de ser las menos responsables de sus causas, puesto que pone en peligro la producción de alimentos, los suministros de agua, la salud pública y los medios de subsistencia en los países del Sur. El primer informe es genérico y los demás están dedicados a evaluar la situación en Latinoamérica, Caribe y África.
El número de personas afectadas por desastres ascendió hasta los 2.000 millones en la década de los 90, mientras que en 1970 se calculaban en unos 740 millones. Por otra parte, actualmente el planeta sufre una crisis hídrica que el calentamiento global empeorará: 1.200 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 2.400 millones no disponen de los servicios sanitarios básicos. Se calcula que en 2025 la proporción de población en el planeta con graves problemas de acceso al agua pasará del 34% (1995) al 63%, es decir unos 6.000 millones de personas, la cantidad total de habitantes del mundo hoy día.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren, al lo menos, 150.000 personas como resultado directo del calentamiento global, que puede disparar a unos niveles sin precedentes los brotes de enfermedades y socavar los ODM en lo referente a reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, la lucha contra el VIH/SIDA y la malaria.
Nuevos modelos de desarrollo
En el capítulo de recomendaciones, los informes resaltan que es necesario que los países industrializados reduzcan totalmente las emisiones de gases de efecto invernadero para mediados de siglo y así mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 grados centígrados, evitando que el calentamiento global y sus efectos perniciosos vayan a más. Se pone de manifiesto también la necesidad crear nuevos modelos de desarrollo “resistentes al cambio climático” y respetuosos con el clima y la biodiversidad. Para cada nueva política o proyecto es necesario plantearse la pregunta: ¿se está aumentando o disminuyendo la vulnerabilidad de la población y los ecosistemas frente al clima? Las organizaciones hacen un llamamiento a los países industrializados para que asuman su responsabilidad y aumenten las donaciones destinadas a financiar la mitigación y adaptación al cambio climático en los países del Sur. Unas primeras estimaciones calculan el coste de la adaptación en los países en desarrollo en unos 50.000 millones de dólares anuales. En este sentido cabe destacar que los subsidios de los países de la OCDE para sus industrias nacionales de combustibles fósiles alcanzaron los 73.000 millones de dólares al año a finales de los años noventa.
Los informes recalcan la importancia de combatir la pobreza como factor clave para paliar los efectos del cambio climático. El número de personas en el África subsahariana que subsiste con menos de un dólar al día se ha duplicado desde 1981, hasta llegar a los 313 millones de personas en 2001, lo que representa un 46% de la población.
África
El continente africano es la región más pobre del mundo y por lo tanto la más vulnerable a los impactos del cambio climático. El 70% de la población trabajadora vive de la agricultura, sector que está seriamente amenazado por las sequías y las inundaciones frecuentes. Desde 2001, períodos consecutivos de sequía han provocado graves dificultades alimentarias en África del Sur. El 33% de la población sufre malnutrición, proporción que asciende hasta el 55% en África Central. Hoy día, 14 países africanos tienen problemas de escasez de agua y en los próximos 24 años se les unirán 11 más. A todo ello hay que sumar otros factores que aumentan la vulnerabilidad: las enfermedades, los conflictos armados y un sistema comercial internacional injusto.
Latinoamérica y Caribe
La región de Latinoamérica y Caribe es también muy vulnerable al cambio climático ya que el 44% de la población vive en la pobreza. El informe confirma que la temperatura y los patrones pluviales de la zona, hasta ahora regulares, están volviéndose menos predecibles y a menudo más extremos. Estos últimos años se han intensificado los huracanes y las tormentas tropicales, están desapareciendo los glaciares en los Andes y ha aumentado el nivel del mar, lo que afecta a gran parte de la población de la región, puesto que 60 de las 77 ciudades latinoamericanas más grandes están ubicadas en la costa.
En el informe se constata que antes de 2025 el 70% de la población de la región vivirá en zonas con bajo abastecimiento de agua y que tenderán a propagarse a países de clima templado enfermedades como la malaria, el dengue y el cólera, hasta el momento confinadas en su mayoría a regiones tropicales o subtropicales. Por otra parte los bosques latinoamericanos conforman más de un cuarto de los bosques globales. Si se sobrepasa el umbral de los 2º C se acelerará el cambio climático y se producirá la extinción de incontables especies de plantas y animales.
Los informes destacan la importancia de las selvas tropicales no solamente como ecosistemas claves para el clima global, sino también por su riqueza biológica y su importancia como hogar y fuente de alimentación de cientos de pueblos indígenas. En este sentido, en Bali se va a debatir la necesidad de reducir las emisiones de la deforestación, a través de un mecanismo del mercado que pagaría la conservación de los bosques por su función de sumideros de carbono, desincentivando a la vez su talado y quema por los sectores de madera y agricultura. La adopción de este mecanismo supondría un avance enorme tanto en la justicia entre los países del Sur y del Norte, como en la lucha global contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.