10 demandas para la restauración del territorio

La situación de la biodiversidad a escala planetaria es crítica. Más del 85% de los humedales se han perdido, sólo una tercera parte de los ríos se mantienen intactos y, en general, el 75% de los ecosistemas del mundo han sido degradados. Por ello, a pesar de lo imprescindible de conservar los ecosistemas y especies, se hace también imperativo restaurar aquellos que han sido dañados.
Restaurar los ecosistemas nos permite devolver espacio a la naturaleza, pero también adaptarnos mejor a las olas de calor o las sequías, siendo crucial para garantizar la calidad de vida humana. En el contexto político se están dando algunos pasos, como la Ley de Restauración de la Naturaleza a nivel europeo y otras iniciativas, pero no son suficientes.
Desde Amigos de la Tierra consideramos clave trabajar para restaurar los ecosistemas a través de mejoras legislativas, pero también desde la realidad local con iniciativas comunitarias. Creemos que es posible lograr el Derecho Humano a la Naturaleza, y asumimos nuestras demandas en un marco de transición hacia el cambio de sistema. La realidad es que no es posible frenar la pérdida de especies dentro del marco económico actual que no respeta los límites planetarios ni tiene en cuenta las consecuencias ambientales y sociales de sus operaciones.
Aquí te dejamos nuestra publicación 10 demandas para la restauración del territorio donde reflejamos cómo debería ser la restauración de ecosistemas desde un punto de vista ecosocial.
La restauración puede ser una herramienta transformadora que devuelva la naturaleza a las ciudades, que haga convivir la naturaleza y la agricultura, que de vida a zonas degradadas por la mano del ser humano. Por eso nos oponemos a que se utilice con otros fines como la “compensación de emisiones”, entre otras prácticas que no buscan proteger la naturaleza, sino mercantilizarla. Del mismo modo, consideramos que los objetivos propuestos por la legislación actual, como la futura Ley de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea, no responden a los retos que tenemos por delante.
En este sentido, la restauración no puede limitarse a los espacios “naturales”, sino que se deben renaturalizar las ciudades y el campo, estableciendo medidas que impulsen la justicia social y el derecho a la naturaleza, que no expulse a la gente de sus barrios, ni ponga todo el peso de la restauración en manos de agricultoras y agricultores. Queremos que la restauración sea participativa, y que pueda servir para mejorar el estado de los ecosistemas comunales y así poner el poder en manos de la gente y no de las grandes empresas.
Para lograr todo esto, necesitamos políticas valientes, pero también una ciudadanía movilizada que las impulse. ¡Únete a nuestros grupos locales! ¡Vamos a sembrar el derecho a la naturaleza!