En un mundo en el que nos enfrantamos a una emergencia climática de primer orden, es crucial avanzar hacia un sistema energético libre de combustibles fósiles. Millones de personas en todo el planeta ya están sufriendo los impactos del colapso climático, y Europa, como una de las regiones más ricas del mundo y cuna de la revolución industrial, tiene la responsibilidad de liderar la lucha para paliar esta injusta situación.

Para un lograr una transformación energética justa debemos poner la energía renovable en manos de las comunidades y de la ciudadanía, restando así poder a la industria de los combustibles fósiles.

El movimiento por la energía comunitaria ha recibido recientemente un buen impulso, en forma de una mejora de la legislación europea al respeto, que ahora concede a comunidades e individuos el derecho a generar, almacenar y vender su propia energía. Pero ahora hay que poner todo esto en práctica en los Estados miembros de la Unión Europea (UE).

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