#CovidSolidarity: Cuatro historias de solidaridad en tiempos de pandemia
Al inicio de esta crisis que aún no ha terminado, se oía murmurar en las redes “lo novedoso de esta situación es que el virus nos afecta a todos por igual” …
Pero poco a poco nos dimos cuenta de que no… Nos dimos cuenta de que no todo el mundo estaba viviéndola de la misma manera. No es lo mismo vivirla en una sociedad con un sistema sanitario público que en una sociedad sin servicios sociales. No es lo mismo vivirla en las ciudades que en mundo rural. No es lo mismo vivirla en la abundancia que en la precariedad. Al igual que con la crisis climática, nos dimos cuenta de que esta pandemia también estaba teniendo un impacto mucho mayor en las personas más pobres y vulnerables.
Y al sentir de nuevo la huella de la desigualdad, en Amigos de la Tierra, decidimos impulsar, aún más, nuestra lucha por un mundo más justo y verde desde el reconocimiento de la desigualdad que nos impacta y desde la más grande solidaridad que sentimos multiplicando las voces de quienes estaban y están en el ojo del huracán de esta pandemia.
Solidaridad en España: mujeres defendiendo la tierra y su derecho a la vida
El Estado Español ha sido uno de los países más afectados por la crisis de Covid-19. El bloqueo comenzó el 14 de marzo de 2020, y ha sido uno de los más estrictos de Europa. Solo se permitía salir a las personas adultas una vez al día, para comprar comida o medicinas, para trabajos esenciales, o para pasear a sus perros.
Se cerraron todos los comercios permitiendo la apertura de aquellos dedicados a cubrir necesidades básicas. Los supermercados permanecieron abiertos. Pero no ocurrió así con los mercados al aire libre ni con las redes alternativas de suministro.
Las personas productoras agroecológicas vinculadas a redes alimentarias alternativas o canales cortos o directos de comercialización fueron expulsadas del sistema. Se quedaron sin posibilidades para vender sus productos, para mantener su medio de vida. Al cerrar los mercados, las personas productoras empezaron a tener costes inasequibles, aumentó el desperdicio de alimentos y la población dejó de tener acceso a tantos y tan necesarios alimentos frescos y saludables.
Una red informal de mujeres feministas comprometidas con la agroecología – donde participan activistas, investigadoras, productoras, afiliadas a sindicatos agrarios y ecologistas (incluyendo Amigos de la Tierra) – mostró su apoyo y solidaridad a las miles de pequeñas productoras afectadas.
Bajo el lema #SOSCampesinado, en una carta pública, exigieron al gobierno la reapertura de los mercados, el derecho de acceso a las huertas y el fomento de la distribución local de alimentos. Para apoyar a los pequeños y pequeñas productoras en riesgo financiero, exigieron que los suministros públicos de alimentos en hospitales, hogares de atención y comedores escolares se compraran a la pequeña producción local. Y pidieron que los pequeños productores y productoras y las cooperativas pudieran continuar con su actividad esencial.
Algunas administraciones locales de diferentes territorios del estado español atendieron las demandas de #SOSCampesinado, promoviendo las cadenas de suministro de alimentos locales y reabriendo los mercados locales de alimentos; pero no el gobierno central.
La crisis ha ayudado a unir más que nunca muchas más voces en apoyo de los mercados locales de alimentos y las cadenas de distribución. Un movimiento que ahora es más fuerte y que continuará luchando por la soberanía alimentaria.
Te invitamos a conocer en profundidad la campaña #SOSCampesinado y la lucha de estas mujeres por la agroecología y la soberanía alimentaria.
Solidaridad en Colombia: ¡detened la matanza!
El 6 de marzo de 2020 se reportó el primer caso de COVID-19 en Colombia. Desde entonces más de 20 líderes sociales han sido asesinados.
«Los escuadrones de la muerte en Colombia están aprovechando los encierros por coronavirus para asesinar a los activistas rurales» reporta The Guardian tan solo 18 días después. El cierre nacional ha convertido a muchos activistas en riesgo en un blanco fácil.
En lo que va de año, 84 líderes y 24 ex guerrilleros en proceso de reincorporación a la vida civil han sido asesinados. Mientras que los que están en el poder no hacen nada.
Cuando nos asesinan por defender la vida y los territorios, lo hacen para callar nuestras voces. Nuestra solidaridad para con todas las personas amenazadas, instigadas y asesinadas por defender los derechos y la tierra pasa: por enviar un mensaje claro al gobierno colombiano: Detengan las matanzas; por reclamar justicia para las personas líderes de las organizaciones campesinas e indígenas y de las comunidades negras que defienden los derechos humanos en el país; y por replicar sus voces para que no sean nunca silenciada.
Solidaridad en Filipinas: voces para defender el agua y la vida
En Filipinas, la respuesta del gobierno a la pandemia ha sido imponer un bloqueo a la población en general, pero no a las industrias forestales o mineras.
Esto significa que mientras los contratos y las actividades industriales cuestionables campan a sus anchas, las voces de la resistencia de la comunidad a estos negocios perjudiciales se quedan encerradas. La policía y el ejército son llamados bajo el pretexto de mantener las directrices de cuarentena.
Durante la barricada de los pueblos indígenas en el sitio minero de OceanaGold en Nueva Vizcaya, los miembros de la comunidad fueron amenazados con ser arrestados por presunta violación de las normas de cuarentena y su líder fue finalmente arrestado.
Mientras los medios de comunicación del país se mantienen centrados en el impacto de la pandemia en las zonas pobladas, las comunidades marginadas se quedan en un vacío que multiplica el impacto de la crisis y del aprovechamiento de industria de la destrucción.
Nuestra muestra de solidaridad se convierte en un altavoz de todas esas comunidades de Filipinas que bajo la amenaza de la violencia no dejan de defender su agua y territorio de la amenaza de la instruía forestal y minera que les roba sus medios de vida y desgrada su ecosistema.
Solidaridad en Mozambique: Tu gas no vale su vida
Dos tercios de los casos de COVID-19 de Mozambique se han diagnosticado en Cabo Delgado, uno de los estados más pobres y vulnerables del país.
¿Por qué? Porque incluso después de la pandemia, empresas como Total se negaron a interrumpir las obras de los proyectos de gas que destruyen el clima en la región, poniendo en peligro a los trabajadores y a las comunidades locales.
Los proyectos de gas ya estaban demostrando ser un desastre para los derechos humanos, no sólo por su contribución al colapso climático, sino porque el «desarrollo» de la región ha visto a cientos de familias locales desplazadas.
Desde Amigos de la Tierra rechazamos ese gas contaminado con la explotación de la vida miles de personas, de su tierra y de sus derechos. Porque es una muestra más de un sistema que prioriza la producción y la economía sobre la vida, nos solidarizamos con sus víctimas y pedimos a la industria del gas que se retire ya de Mozambique.
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