Reclamamos al Senado una Ley de Residuos que reduzca los residuos y la toxicidad de los mismos
Organizaciones ecologistas y sociales reclamamos a los grupos parlamentarios del Senado que apuesten de manera decidida por una Ley que priorice la prevención de residuos y que reduzca la cantidad de tóxicos y su peligrosidad. Ahora es el momento de que el Senado actúe y priorice medidas que pongan por delante el medio ambiente, la salud de la población y la de las futuras generaciones.
A una semana del próximo pleno del Senado, los grupos políticos tienen la oportunidad de pactar a favor del interés de la ciudadanía y en pro de una economía más justa acorde con los límites planetarios. Una vez las enmiendas se aprueben en la Cámara Alta, la Ley de Residuos volverá al Congreso para su trámite final, por lo que este es un momento crucial para conseguir unos objetivos efectivos que protejan el medio ambiente y a la sociedad.
A pesar de la urgencia y la necesidad de aprobar una Ley a la altura de la crisis ecosocial, las últimas noticias parecen indicar que los representantes en el Senado pueden poner en riesgo cinco medidas clave que proponemos las organizaciones.
5 aspectos irrenunciables en la futura Ley de Residuos a su paso por el Senado
1. Incorporar objetivos más ambiciosos de prevención de residuos.
No todo es reciclable y la mejor forma de garantizar un uso eficiente de los recursos y la energía es la prevención en origen de la generación de residuos. Pero solo se priorizará la prevención si la Ley fija objetivos viables pero ambiciosos: reducción del 20% el 2025 y el 30% el 2030 respecto a los generados en 2010.
Para ello es necesario establecer objetivos específicos como la reducción del 50% de los envases de un solo uso (independientemente del material) para 2025 y de un 80% para 2030. Otro hito debe ser la reducción de los productos sanitarios menstruales, pañales y toallitas húmedas de un solo uso en un 30% para 2025 y un 60% para 2030.
En relación con la ‘fracción resto’, en 2035 no debería sobrepasar los 100 kg anuales por persona (en 2019 fueron 470,35 kg/hab/año).
2. Garantizar la protección de la salud de las personas
Actualmente, muchos envases de uso alimentario tienen presencia de sustancias tóxicas. Entre ellas, algunas que preocupan singularmente a la comunidad científica, como es el caso de aquellas que son capaces de causar alteraciones hormonales (disruptoras endocrinas). Estas han sido asociadas a infinidad de posibles efectos negativos sobre la salud, como daños sobre el desarrollo del aparato reproductor, alteraciones en el neurodesarrollo, enfermedades metabólicas o, entre otros, incremento de riesgo de algunos cánceres ligados a las hormonas.
Entre las sustancias disruptoras endocrinas más preocupantes se cuentan algunos bisfenoles y ftalatos, motivo por el cual es prioritario reducir la presencia de tal tipo de sustancias en materiales en contacto con alimentos y, en particular, a partir del 1 de enero de 2023, prohibir la utilización de ftalatos y de los bisfenoles A, S, F, B y AF en envases.
3. Recuperar el 75% de la fracción orgánica para 2025 con una presencia de impropios de un máximo del 5%.
Los biorresiduos de origen doméstico deberán recogerse de forma separada antes del 30 de junio de 2022 por las administraciones locales con población superior a cinco mil habitantes, y antes del 31 de diciembre de 2023 para el resto. Debe considerarse también como recogida separada de biorresiduos la separación y reciclado en origen mediante compostaje doméstico o comunitario.
La Ley debe establecer que el sistema garantice la recogida de al menos un 75% de la fracción orgánica de los residuos domésticos antes de 2025, y que la recogida se realice sin bolsa. A su vez, es imprescindible establecer un máximo de impropios (residuos no orgánicos), de un 5%; en la actualidad esta cifra es muy superior y perjudica el funcionamiento de las plantas y el resultado final del compost.
4. Prohibir anillas de plástico de un solo uso y suelta masiva de globos.
La ley debe prohibir el uso de anillas de plástico de usar y tirar para la distribución agrupada de varios envases. Las tristemente famosas imágenes de fauna atrapada por estos elementos son justificación suficiente para adoptar medidas contundentes, más aún cuando existen alternativas que no presentan esta amenaza. Del mismo modo, el texto debe prohibir la suelta masiva de globos, que provocan muertes por asfixia e inanición en la fauna.
Precisamente sobre los envases de bebidas, el futuro Sistema de Depósito debe asegurar la incorporación de envases de vidrio, latas y briks junto a las botellas de plástico. Devolverlos a la tienda asegurará su reutilización y su reciclaje en nuevos envases de bebida en más de un 90% y evitará la contaminación que provoca su abandono masivo en calles, arcenes, campos y playas, con el riesgo añadido de que estos residuos acaben acumulándose en el fondo del mar.
5. Aplicar la responsabilidad ampliada del productor a más sectores e incluir costes de limpieza de entornos naturales como playas y medio marino.
Los productores deben asumir todos los costes asociados al tratamiento de los residuos que generan, incluyendo su recogida de vías públicas, zonas verdes y entornos naturales, como playas y medio marino. Actualmente, es la ciudadanía quien asume estos costes a través de los impuestos.
Además, es necesario aplicar la responsabilidad ampliada del productor a sectores productivos que aún no asumen coste alguno de la gestión de los residuos que producen, como en el caso del textil, los productos de higiene íntima, colchones, monodosis, cápsulas de café, juguetes, bengalas marítimas y embarcaciones recreativas, entre otros.