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¿Quién se beneficia de los cultivos y alimentos transgénicos?

Los cultivos y alimentos transgénicos no están diseñados para beneficiar al agricultor ni al consumidor, sino a las grandes multinacionales que los comercializan. La introducción de OMG exacerba los efectos de un modelo industrial de agricultura basado en los monocultivos (altamente impactantes para el medio ambiente). Las multinacionales como Monsanto, Syngenta o Bayer, buscan incrementar sus beneficios en detrimento de los pequeños agricultores, de un modelo sostenible de producción agraria y de un reparto equitativo de los recursos naturales.

 

¿Cómo funciona el negocio de los transgénicos?

Las grandes corporaciones avanzan hacia el control total de la agricultura. Patentan semillas transgénicas, presionan a los gobiernos para que autoricen su cultivo…, y una vez que los agricultores han entrado en su negocio, ya son clientes cautivos.

 

¿Se pueden volver a plantar las semillas transgénicas?

No. Hacerlo supondría violar la patente y los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas. Los agricultores se ven obligados a comprar cada año semillas y los agroquímicos asociados de la misma multinacional. Esto hace particularmente vulnerables a los pequeños agricultores y agricultoras de los países del Sur.

Monsanto hizo posible la existencia de “semillas suicidas” gracias a la modificación genética: semillas programadas para nacer una sola vez, haciendo que su descendencia fuera estéril y evitar así que el agricultor las pudiera volver a sembrar. Esto fue posible gracias a una técnica de Monsanto denominada “Tecnología de restricción del uso genético”, vulgarmente llamada ”Terminator”. El mayor problema de esta tecnología es que si la modificación genética se “escapase” a otras plantas, ¡se volverían también estériles!

Causó tanto escándalo que Monsanto se comprometió públicamente a no usarla. Aunque existe, no se comercializa.
El quid de la cuestión son las patentes y los derechos de propiedad intelectual.

 

¿Resultan los cultivos transgénicos más baratos para los agricultores?

No. Las semillas transgénicas están diseñadas para un modelo de agricultura industrial, en el que agricultores y agricultoras tienen poco que decir. Las semillas transgénicas están patentadas y, para su uso, se exige el pago del derecho de propiedad intelectual. En España, son, de media, un 20% más caras.

 

¿Son los cultivos transgénicos más rentables para los países?

No. La agricultura ecológica genera 25 veces más empleo y ocupa 16 veces más superficie en España que los transgénicos. Sin embargo, el gobierno español dedica 60 veces más dinero a financiar la investigación sobre cultivos y alimentos transgénicos que lo que dedica a investigar en agricultura ecológica.

Según datos de 2008, el Gobierno habría invertido 54,3 millones de euros en investigación en biotecnología agraria y alimentaria. Frente a esta cifra, la inversión en investigación con agricultura ecológica fue tan solo de 0,9 millones de euros.

 

¿Qué repercusiones económicas pueden tener los cultivos transgénicos a nivel nacional?

El cultivo ecológico no es compatible con el de transgénicos. Los casos de contaminación de producciones de maíz ecológico, con las pérdidas económicas asociadas para el agricultor, han hecho desaparecer el cultivo ecológico de maíz en las regiones donde predomina el maíz transgénico. Además, es prácticamente imposible garantizar la producción de piensos ecológicos en España, lo que obliga a importar el maíz de países que han prohibido los transgénicos.

El alto coste de los análisis para asegurar la no presencia de transgénicos es asumido precisamente por los agricultores y productores que no utilizan OMG.

Una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo determinó que la presencia de polen del maíz transgénico MON810 era ilegal en la miel. Esto ha puesto a toda la producción española bajo sospecha, al ser en único país en el que se produce cultivo transgénico a gran escala. Y ha bloqueado durante meses los mercados de exportación de la miel, ya que la producción española se dirige especialmente a mercados centroeuropeos. Al no conocerse la localización de los cultivos transgénicos, los apicultores no pueden demostrar a los comercializadores que sus colmenas están lejos de campos transgénicos, ni pedir responsabilidades a nadie por sus pérdidas económicas.

 

¿Y en otros países?

Las grandes multinacionales que comercializan semillas transgénicas ejercen todo tipo de presiones sobre los gobiernos para introducir sus productos. En la actualidad están desplegando grandes esfuerzos para generalizar el uso de estas semillas en África.

No dudan en recurrir a métodos antidemocráticos, como por ejemplo forzar la caída del gobierno de Paraguay, en junio de 2012, para desbloquear la aprobación de semillas modificadas genéticamente.

El gobierno de Estados Unidos y grandes fundaciones caritativas como la Bill and Melinda Gates Foundation también juegan un papel fundamental en la imposición de los OMG en todo el mundo. En 2010 se reveló por ejemplo, a través de Wikileaks, la influencia de la embajada estadounidense sobre las políticas del Gobierno español en esta materia.

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