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La transición energética hacia fuentes de energía renovable es inevitable, pero no vale cualquier tipo de transición, es necesario democratizar la energía y hacerla accesible a toda la población. La campaña Tomemos la Energía, centrada en las comunidades energéticas como agentes de cambio, busca incidir en las políticas públicas a nivel regional y estatal, así como involucrar a colectivos y personas que por lo general están fuera de los procesos de toma de decisiones, más en concreto en el sector de la energía.

Los municipios deben tomar la batuta y transformarse en el motor de cambio potenciando las energías renovables a través de las comunidades energéticas. Las comunidades energéticas son grupos de personas que se unen para gestionar, producir y consumir su propia energía limpia. Estas comunidades, basadas en la descentralización y la democracia participativa, demuestran que se puede cambiar el sistema energético: con ellas dejamos de depender de las multinacionales, devolvemos el poder a las personas y luchamos contra la crisis climática.

Estamos en un momento crítico

Los impactos climáticos ya se están notando, la escasez de energía llama a nuestra puerta (por el despilfarro energético y la sobreexplotación de combustibles fósiles), los precios suben descontrolados, las eléctricas se forran…

Si queremos afrontar la actual crisis ecosocial necesitamos una transformación del sistema económico y social, y el sistema energético es una pieza fundamental a transformar. La crisis climática es el mayor reto al que nos enfrentamos como humanidad, pero la dependencia de los combustibles fósiles nos ata de pies y manos.  Actualmente, solo el 17% de nuestro consumo total de energía es renovable, dependiendo en un 80% del petróleo y del gas fósil.

El sector energético es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero por su alto consumo de carbón, petróleo y gas. Además, el oligopolio que controla el mercado hace que las grandes eléctricas sigan enriqueciéndose mientras la situación de las personas es cada día más insostenible, especialmente de las más vulnerables.

Para evitar los peores impactos medioambientales el aumento de temperatura media del planeta no puede superar los 1,5 grados a finales de siglo, y con los planes propuestos ahora mismo por todos los países, nos encaminamos a superar los 3. Por ello, transitar hacia la energía renovable y reducir el consumo es primordial y urgente en esta década y, por supuesto, para que sea transformador, el cambio debe hacerse con la ciudadanía como protagonista.

La Unión Europea está apostando firmemente por los proyectos de energía comunitaria y, por primera vez, ha reconocido su función y los derechos a producir, consumir, vender, gestionar y almacenar energía renovable (en el paquete de Energía limpia para todos los europeos aprobado por la UE en 2019).

También el Estado español se prepara para esta gran transición energética. Sin embargo, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética se queda corta y todavía no se ha realizado la transposición de la Directiva de Energías Renovables. Desde Amigos de la Tierra estamos presionando para que se acelere el proceso de transposición, el cual lleva más de un año de retraso, y que se apueste de forma decidida por la energía comunitaria.

Si no queremos que la transición energética quede en manos del oligopolio tenemos que juntarnos, unir nuestras fuerzas y poner en marcha proyectos que no solo abastezcan nuestros territorios, sino que también pongan a las personas y los ecosistemas en el centro.

Comunidades Energéticas

¡Es hora de que la energía cambie de manos! Las comunidades energéticas son grupos de personas que se unen para gestionar, producir y consumir su propia energía limpia.

Estas comunidades, basadas en la descentralización y la democracia participativa, demuestran que se puede cambiar el sistema energético: con ellas dejamos de depender de las multinacionales, devolvemos el poder a las personas y luchamos contra la crisis climática.

Estos proyectos están empezando a coger fuerza a lo ancho y largo del territorio español, pero todavía queda un largo camino que recorrer para su implantación en gran parte de los municipios españoles.

La ciudadanía está siendo realmente la pionera e impulsora de esta nueva manera de producir y gestionar la energía: un modelo que es clave en la adaptación al cambio climático, ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, fomenta la implantación de energías renovables descentralizadas y contribuye a generar comunidades resilientes y con justicia de género.

Las comunidades energéticas podrían cubrir casi el 100% de la demanda eléctrica del sector doméstico y terciario. Además la situación está cambiando y la implantación de las comunidades energéticas está tomando fuerza. Aunque en un primer momento pueda parecer complicado, crear una comunidad energética es posible. Ya hay ejemplos pioneros en estado avanzado en nuestro territorio.

Te invitamos a visitar la web Tomemos la energía, en ella explicamos qué son las comunidades energéticas, y ponemos a disposición de la ciudadanía una guía para crear una comunidad energética, un mapa de casos de éxito que irá completándose y destaca las ventajas de las comunidades energéticas.

Las comunidades energéticas no son solo determinantes para acelerar la transición energética basada en fuentes de energía limpia, sino que son un catalizador para responder a la pobreza energética en los diferentes municipios del territorio español.

En Amigos de la Tierra contamos con el apoyo de más de un millón de personas en más de 70 países de los cinco continentes